FONDOS BUITRES, JUECES BUITRES, PRENSA BUITRE

En las últimas semanas, se han visto a través de algunos medios de comunicación dependientes del poder económico, a diversos deformadores de opinión y a políticos opositores, mentir descaradamente acerca de lo que llaman “la herencia de deuda que este gobierno le dejará al que lo suceda”. Los mismos que se rasgaban las vestiduras cuando se expropió a Repsol, sosteniendo que era un atropello impropio de “los países serios”, ahora que se resolvió todo, alegan que la indemnización que se cubrió con bonos, la tendrán que pagar próximos gobiernos. Los mismos que decían que se debía arreglar con el Club de París, ahora que se firmó el acuerdo, cuestionan que parte de lo que se deberá pagar recaerá en próximos gobiernos. Y desde luego que en estos días se están relamiendo con las decisiones del Poder Judicial de USA que complicó al gobierno, y hablan de lo mal que se hicieron las cosas y de la herencia de deuda para el próximo gobierno.
Por supuesto, que nada dicen acerca de que toda la deuda que entró en default en el 2001 fue generada precisamente por las políticas que ellos defienden. Seguramente que se podrían discutir algunos aspectos de la política económica del oficialismo, pero si hay algo indiscutible, es el proceso de desendeudamiento que se ha llevado adelante, y que precisamente la herencia que le quedará al próximo gobierno en ese rubro será mucho mejor que la que este recibió en el 2003. Por otra parte, ya desde el punto de vista del cumplimiento de los compromisos asumidos con la reestructuración de la deuda, es sabido que se han venido pagando todos los vencimientos puntualmente durante 10 años, y sin embargo buena parte de la prensa internacional, los formadores de opinión del establishment, las calificadoras de riesgo, y por supuesto el Juez Griesa, todos hablan de que Argentina es poco confiable. Parece una paradoja, pero tiene mucho sentido. Para todos ellos resultan mucho más confiables ministros como Cavallo y gobiernos que sean funcionales al poder financiero global; no les interesa que los gobiernos reduzcan sus deudas, les conviene que las hagan crecer porque así obtienen sus ganancias.
El gran negocio del poder financiero global es que todo el mundo dependa de ellos, se endeude crecientemente y pague intereses, para así expandir y perpetuar su dominio. Y en ese gran negocio, hay muchos ganadores: quienes manejan las finanzas, obviamente, pero también se llevan su parte los jueces que les garantizan impunidad a los especuladores y castigo a los rebeldes. También ganan los funcionarios que endeudan a sus pueblos. Ganan las calificadoras de riesgo, que informan lo que le conviene al poder financiero. Y por supuesto gana mucho el aparato de propaganda de los medios de comunicación, que se encargan de decirle a la opinión pública qué gobernantes son serios y confiables, y lo poco creíbles que son los renegados que se salen del sistema.
Es de público conocimiento como operan los Fondos Buitres, comprando deuda de países en crisis a bajo costo, para luego reclamarla judicialmente al 100 %. Y desde luego que con las cifras millonarias que se manejan, hay margen para montar toda una industria del juicio, y los jueces además de estar bien pagos, ni siquiera tienen que hacer otra cosa que hacer cumplir la fría letra de ley, que dice que los deudores deben pagar sus deudas. Desde luego que las leyes están hechas a la medida del Poder Financiero Global, para que no se lo castigue por el daño que ocasionan sus movimientos especulativos, ni por evadir impuestos en paraísos fiscales, ni por ejercer la usura. Las leyes de la globalización no castigan a los depredadores, castigan a sus víctimas, los pueblos.
Del mismo modo que los gobiernos de USA defienden al Poder Financiero, y cuando este provoca una crisis como la que estalló en el 2008, destinan miles de millones para cubrir las deudas de los bancos en vez de cubrir las necesidades de los que pierden sus viviendas; de ese mismo modo la Justicia de USA defiende al mismo poder, y eso se ha evidenciado una vez más en el pleito de los Fondos Buitres contra nuestro país. Las decisiones de Griesa dejan a la Argentina en una encrucijada múltiple, porque si paga ahora lo que establece el fallo, no solamente se resienten las reservas, sino que además se abre la puerta para que el resto de los buitres, que tienen el otro 7 % de la deuda no reestructurada, ganen juicios por cerca de 18.000 millones más. Pero además, al pagar el 100 % de la deuda nominal a los buitres amigos de Griesa, les estaría dando un trato preferencial con relación al 92 % de acreedores que entraron en el canje de la deuda, y entonces podrían reclamar estos también por cifras siderales. Tanto Griesa como sus buitres saben que si estiran la cuerda demasiado y Argentina vuelve al default, entonces no cobrará nadie, por eso lo más probable es que negocien alguna salida en la que nuestro país les pague, pero sin arriesgar en el corto plazo la situación con el resto de los acreedores. Y seguramente el gobierno también buscará eso, para no caer en este momento en una desestabilización difícil de manejar. Pero no es de descartar que la negociación sea muy difícil, porque más allá del dinero que quieren cobrar, también quieren escarmentarnos, por el mal ejemplo que les significa que un país haya crecido en la última década, sin pedirles dinero prestado y sin obedecer al FMI.
Habrá que ver si el gobierno, para poder evitar una crisis en lo inmediato, debe condicionar sus acciones futuras. Pero lo más adecuado sería, como se ha dicho, tratar de cambiar la jurisdicción de los pagos futuros de la deuda reestructurada, para evitar embargos y así tener mayor libertad para hacerles un corte de manga a los buitres y a los Griesas.
Pero más allá de la solución provisoria para esta coyuntura, esta extorsión de los usureros debiera hacer recapacitar al mundo entero, de que es necesario de una vez por todas acabar con la Dictadura del Capital Financiero Internacional.
Guillermo Sullings, 19/06/14